Y así es como llegamos aquí

Por: Fernando Ariel León Alejandre

Era una noche como muchas otras en este mundo, en un gran hospital, los lloriqueos de un recién nacido resonaban más que cualquier otro ruido en el hospital ya que anunciaba su llegada a este mundo, una madre amorosa veía a su recién nacido con amor y esperanza, el padre veía al recién nacido con orgullo y esperanza, pero esta esperanza era diferente al de la madre, el padre veía esperanza para él mismo ya que espera que su hijo heredara sus capacidades mágicas.

Los años pasaban, pero ocurría algo curioso, el niño no demostraba nada de capacidad en magia, angustiados los padres y el niño fueron con un especialista, pero se llevarían una amarga sorpresa al llegar, luego de muchos exámenes y pasado el tiempo les reveló que el pequeño no poseía ni poseerá de ninguna forma de habilidad en la magia. Decepcionados y enojados ante esta noticia, los padres se llevaron al niño del lugar y siguieron con sus vidas, no fue hasta que un día que decidieron abandonar a su suerte al niño. El desamparado niño terminó en un orfanato donde conoció otro niño como él. Al tener un origen en común y viendo que el mundo entero estaba en su contra, ambos se hicieron los mejores amigos, ambos se cuidaban las espaldas y ambos se apoyaban cuando las circunstancias se complicaban.

Un día estos deciden escapar del orfanato y ganar unos centavos de lo que fuera ya que para ellos, “Los basura” el mundo siempre estará en su contra y debían esforzarse más que los demás, encontrando trabajo de lo que fuera. Al pasar de los años lo ahora ya jóvenes habían encontrado cierta armonía consigo mismos pero como en un mundo tan duro con los que eran diferentes y ante las dificultades que ellos tenían para enfrentarse a la realidad, esa armonía era frágil y limitada o eso pensaban por las circunstancias que han pasado.

Era un día tranquilo demasiado se preguntaba el joven, hasta que regresando de uno de sus trabajos vio que la policía se llevaba a su mejor amigo, corriendo hacia el lugar pregunto por qué se lo llevaban, pero triste fue su sorpresa cuando le dijeron que había robado algo, alegando que su amigo nunca haría eso, el policía solo se limitó a contestar “eso lo decidirá el juez”.

Ya en el tribunal y rezando todo lo que se sabía, el joven tenía esperanzas que todo saldría bien y que su amigo estará bien. Las pruebas habían demostrado que el era inocente todo iba a salir bien eso pensaba el joven, hasta que……… “Culpable, el acusado es culpable de todos los cargos”-. Exclamaba el juez ignorando las pruebas que se le presentaban en ese momento, el joven no entendía el porqué de las acciones del juez, no fue hasta después que descubrió que por ser catalogados como un tipo diferente de personas, lamentablemente no tenían los mismos derechos y privilegios que el resto de la población.

El joven dialogó una última vez con su amigo diciéndole que pase lo que pase el estará ahí, que siempre lo esperará y que se volverán a ver, desconocido por el joven, esta sería la última vez que ellos dos volverían a verse. Desconsolado e iracundo el joven golpeaba el piso del tribunal “Solo porque somos distintos nos tratan así”, “se creen tan especiales por tener magia”, “Los odio a todos”, “Desearía que todos fuéramos iguales”-. Exclamaba el joven llorando destrozado.

“¿Te gustaría que tu deseo se hiciera realidad?”-. Exclamaba una voz para hacer que el joven volteara a verlo con duda. “Jovencito, tengo justo lo que necesitas justo aquí, acompáñame para que podamos hablar”. El joven dudaba ante las palabras del señor, pero viendo que prácticamente estaba solo y la curiosidad le ganaba decidió seguirlo.

Ya ambos acomodados en la casa del señor este le procede a contar una leyenda acerca de un templo en un lugar remoto, el joven se preguntaba “¿qué tiene que ver conmigo?”. No fue hasta que el señor mencionó que el templo pertenece al dios de toda la magia y que es capaz de darle magia a quien sea, que el joven tomó un gran interés y no tardó en preguntarle la ubicación de dicho templo a lo que el señor solo sonrió.

El señor le da todos los detalles necesarios al joven para embarcarse en su viaje, no sin antes darle un último detalle, “Recuerda: hagas lo que hagas no hagas enojar al dios de la magia si lo haces, no solo tu deseo no se cumplirá, sino que se llevará toda la magia de este mundo”-. Exclamaba el señor. “Entiendo, ya sé lo que debo hacer”-. Exclamaba el joven con una sonrisa extraña.

Pasaban los meses y el joven finalmente lo logró había llegado al templo, finalmente la vida que tanto debía de haber tenido sucederá, el sufrimiento finalmente terminaría, las trampas que la vida y el templo le habían puesto finalmente terminaron, solo queda ahora pedir su deseo ante el dios de la magia.

Abriendo las puertas del templo y viendo una habitación casi vacía adornada con varios tipos de decoraciones. “Me pregunto, ¿habrá una clave secreta?, ¿un interruptor oculto? o ¿un punto de presión en donde pararse? ¿Como se llama a un dios?”-. Se preguntaba el joven hasta al pasar de las horas y recitar varias palabras en voz alta hizo lo que cualquier persona haría, tocar todo lo que pudiera ver hasta que sucediera algo hasta que al presionar una calavera en un altar, un brillo muy resplandeciente inundó la sala- “Woohoo, funcionó”-. Celebraba el joven.

El brillo en el cuarto descendía cada vez más hasta amasarse en una forma humanoide finalmente revelando al dios ante el joven, “Saludos joven he visto tu vida, la forma en la que te han tratado y te considero digno de pedirme cualquier deseo que quieras, ¿Cuál es tu deseo? Aunque me imagino cual es el, solo debo advertirte que, aunque desees por magia y la recibas, no sería algo muy sobresaliente, solo será algo para volverte parte de la sociedad”-. Exclamaba el dios.

Al joven le llegó esa revelación de la peor manera, todo lo que ha pasado, todo lo que le han hecho, todo lo que ha perdido sería para nada el dios solo le daría magia común, las personas no se disculparían por alguien común, si acaso lo humillarían de todas formas, algo se quebró dentro de él, algo oscuro emergió del joven y le hizo recordar su deseo (“Desearía que todos fuéramos iguales”).

“¿Eso es todo?”-. Exclamaba el joven.

“¿Disculpa?”-. Respondía el dios.

“El supuesto dios todopoderoso de la magia ¿no puede darme algo genial? Patético”-. Respondía de vuelta el joven.

“Mortal, yo reconsideraría tu posición, exijo el respeto que me merezco”. – Exclamaba el dios.

“¿Respeto? ¿Porque respetaría a un dios inútil que no puede siquiera darme un gran poder? ¿O que le da magia a cualquier otro que obviamente no lo merece? Un dios así no debería existir. – Terminaba de decir el joven.

En la habitación se sentía que descendía la temperatura, el joven volteó a ver al dios que se veía muy molesto hasta que……

“¡Por tu insolencia, he declarado que los humanos no merecen magia solo piensan en beneficios personales y son egoístas con ello por lo tanto la humanidad será sentenciada a ser despojada de la magia!”-. Rugía furiosamente el dios y con ello otro resplandor inundaba la habitación que envolvió todo incluso al joven.

Despertando en otra parte, más específico en la ciudad de donde salió, la ciudad era invadida por el pánico ya que ellos no sabían el porqué, pero la magia sencillamente se fue en todo el mundo. Ya nadie tenía nada especial todos eran iguales, nadie es diferente, el deseo del joven se había cumplido y así es como llegamos aquí a un mundo donde la magia no existe más, a un mundo más justo, donde ya nadie tiene nada que presumirle a nadie y todos tenemos las mismas oportunidades. 

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