La perdición de los Khalai

Por: Carlos Salvador Díaz Aquino

Esta historia toma lugar en un futuro o pasado muy distante, donde la humanidad alcanzó el pico de su civilización, alcanzando las estrellas y mucho más allá, sus mundos colonizados se contaban por cientos de miles. En esta época convivían con otra especie igual o más avanzada que ellos, aunque convivir se queda muy arriba. Esta especie era llamada por los humanos “Los Khalai”, y aunque no eran abiertamente hostiles, era una raza muy orgullosa, que no aceptaba que otra especie los igualara en poder o inteligencia, mas los humanos lo habían logrado, ellos tenían el potencial de rivalizar con ellos, más aún no los superaban, por lo que había una “paz” muy frágil entre ambos.

Todo estaba bien hasta que “eso” atacó; en el vasto universo, no solo habitaban humanos y los Khalai, existían multitud de especies diferentes, cada cual en diferentes puntos de civilización o simplemente seres sin una inteligencia compleja. Por lo que nadie vio venir el gran peligro, “eso” era muy numeroso, empezó dentro de los mundos humanos, diezmándolos, asimilando cuanta cosa orgánica se topara, “eso” era un enjambre, con mente de colmena, se alimentaba de todo y lo volvía parte de si, no era solo una “cosa” eran multitudes con formas diferentes adaptadas para su entorno, algunos volaban, otros servían como transporte de formas con menos movilidad, algunos tenían la capacidad de sobrevivir en el espacio, había formas soldado, todo lo que te pudieras imaginar… “eso” lo tenía. Su apariencia era grotesca, eran como insectos mezclados con formas de animales.

“Eso” empezó en un mundo, no se sabe de donde vino o como se originó, el mundo fue consumido en días, los humanos poco pudieron hacer ante el avance y su velocidad de consumo y reproducción, se contaban por billones para el final de la semana. Cuando el mando supremo de los humanos se percató del peligro inminente, ya era tarde. Más de la mitad de los mundos periféricos cayeron; los humanos se defendieron con cuanto pudieron, con bombardeos orbitales desde sus grandes naves capitales, en tierra con sus soldados con exoesqueletos, pero nada parecía poder detener el avance de “eso”, la medida más eficaz para evitar la propagación fue los bombardeos orbitales, pero eso implicaba destruir a los humanos sobrevivientes junto a “eso”, aunque al paso que iba la guerra, no parecía haber algo mejor.

La guerra duró varios siglos, los humanos quedaron grandemente debilitados, mas lograron perseverar y consiguieron una “cura”, el parásito retrocedió. Sin embargo, los mundos por los que pasó quedaron inhabitables, los humanos perdieron la mayoría de sus mundos, los que quedaron pasaban hambre y penurias. En todo este tiempo los Khalai no hicieron nada por prestar apoyo, ya que no veían el verdadero peligro que representaba “eso”.

Los humanos, terminada la gran guerra y con “eso” aparentemente derrotado, intentaron retomar el rumbo reconstruyendo lo que podían, hasta que un día, una nave de reconocimiento detect+o una señal familiar, esta era de un enemigo bien conocido, era “eso”, había regresado, sin embargo no estaba en un mundo al que pudieran “limpiar”, estaba en un mundo Khalai. Si tomaban acciones imprudentes podían desatar una gran guerra contra una especie igual o más poderosa que ellos en su pico, pero ahora estaban debilitados, no soportarían una guerra contra ellos pese a esto, no tenían otra opción, por un lado “eso”, capaz de devorar todo ser orgánico del universo indiscriminadamente, y por el otro los Khalai, que podrían llevarlos a la perdición. Los humanos se decantaron por la ultima opción, ya que aún existía la posibilidad de que lo entendieran, por lo que destruyeron todo en la superficie del planeta, para así evitar un resurgimiento de “eso”.

Como era de esperarse, los Khalai no se lo tomaron nada bien, los humanos trataron de razonar con ellos, no obstante, vieron que los humanos estaban diezmados por un “simple parásito”, decidieron de una vez por todas terminar con los humanos, que se creyeron con el derecho de atacar planetas Khalai, otra guerra había empezado.

Esta guerra no duró mucho tiempo, los humanos estaban muy debilitados, la que alguna vez fue su gran flota de naves capitales, se había reducido a una milésima de lo que alguna vez fue, gracias a “eso”. Los humanos resistieron 50 años, 50 años en los que perdieron el resto de sus mundos y fueron acorralados en su último gran bastión, donde resistieron tanto como pudieron, mas al final fueron borrados de la existencia por unos ciegos Khalai, que no vieron que el verdadero enemigo estaba creciendo entre sus mundos.

“Eso” resurgió, al principio fue en un solo mundo, los Khalai seguían sin tomarlo en serio, para cuando quisieron hacer algo, ya era muy tarde, “eso” había crecido tanto y había superado con creces a los Khalai, su tecnología ya no era suficiente ventaja, los números eran demasiados. Los Khalai se llevaron a la perdición por su soberbia y al haber prácticamente extinguido a los humanos los únicos con una “solución” que podía derrotar a “eso”, se habían quedado sin un importante aliado. Los últimos meses del gran cataclismo de la civilización Khalai, estos lograron descifrar el plan de solución final humano, bien resguardado en lo que alguna vez fue su capital, pero esta era una solución amarga; la inmolación de toda la especie. El plan consistía en envenenar a la población por donde fuera a pasar “eso” para así destruirlo desde dentro, sin embargo, esto requería que un gran numero de personas se sacrificaran para lograrlo. Los Khalai sin ninguna otra alternativa se vieron obligados a sacrificar al resto de su población, para así evitar que “eso” consumiera el resto del universo.

Los Khalai vieron su final, de ellos solo quedaron sus ruinas, su soberbia los obligó a tomar una decisión en la que tuvieron que sacrificarse para frenar algo que nunca debió salirse de control, su castigo a los humanos al final fue a sí mismos, finalmente pudieron terminar con “eso”.

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