La travesía inesperada

Por: Juan Samuel López Vargas

Corría el año de 1990 en una pequeña ciudad llamada “villa pequeña” la cual se ubicaba al noroeste de todo el valle, el ecosistema y sus alrededores estaba conformado en su mayor parte por bosques de coníferas y sistemas montañosos que se podían presenciar desde diferentes puntos de la ciudad. En la ciudad vivía un hombre de 29 años llamado Felipe Antonio Diaz, el cual era un ingeniero egresado de la universidad ITS, una de las más prestigiosas en todo el país. Durante un tiempo Felipe trabajó como ingeniero en varias compañías alrededor del país y después decidido crear su propio negocio de reparación en la ciudad donde creció. El negocio de Felipe floreció durante un buen tiempo junto con la ayuda de su familia, sin embargo, se presentaron tiempos difíciles en los últimos años en los que mucha gente dejó la ciudad y el negocio perdió clientela afectando de esta manera a Felipe y su familia.

Un buen día, Felipe decidido ir a buscar componentes o partes en la sección de metales del basurero de la ciudad con el propósito de hallar algo que pudiera usar para reparar y vender. Encontró cosas muy buenas como bobinas, cables de alto calibre y placas con componentes que parecían estar en buen estado, había decidido marcharse del lugar con lo que había encontrado, cuando por accidente piso un pedazo de tierra que se desmoronó y sufró una caída de un metro de altura. Al estarse limpiando y recogiendo sus cosas, notó un objeto grande y metálico el cual tenía una forma de decágono, lo que más llamó su atención fue que no podía distinguir con exactitud de que metal o tipo de aleación se encontraba hecho.  Una vez que Felipe tomó el objeto se dirigió rumbo a su casa junto con todas las demás cosas que había encontrado.

A la mañana siguiente mientras Felipe inspeccionaba el raro objeto encontrado, notó que este no era sólido del todo, pues al moverlo se sentía como algo en su interior también se movía. Lo sucedido lo llenó de una sensación muy fuerte de curiosidad y decidió entonces intentar abrir el objeto para ver qué era lo que contenía, primero intentó dando golpes con un martillo para ver si tenía alguna especie de abertura, luego intento cortar una parte del objeto con una sierra eléctrica, sin embargo, los dientes de la sierra se estropearon. Todo parecía indicar que el material con el cual estaba fabricado era demasiado duro y rígido como para abrirlo utilizando herramientas convencionales.

Antes de darse por vencido, Felipe se preguntó si el objeto que parecía estar hecho de un material metálico, podría conducir electricidad de manera efectiva, así que este tomo un cable de fase por el cual pasaba corriente alterna y lo colocó sobre la superficie metálica, esto produjo un gran chispazo y parte de los focos de la casa explotaron asustando a Felipe y su familia. Lo que ocurrió segundos después es que el objeto en cuestión se abrió de separando hacia arriba todas sus caras y dejando ver como todo su interior estaba lleno de lo que parecían ser cables y componentes que en toda su vida como ingeniero jamás llegó a ver o conocer.

Luego de hacer una inspección visual rápida, Felipe inmediatamente se percató de que en el centro de lo que parecía ser un dispositivo desconocido y muy avanzado, se encontraba un objeto que parecía ser una especie de mineral, pero tenía una forma geométrica muy peculiar que Felipe no pudo relacionar con las figuras que uno normalmente ve en la vida diaria, era como si el objeto en cuestión hubiera sido tallado por alguien y que esta forma le otorgaba al objeto una especie de propiedad que ayudara al aparato para realizar su labor.

Felipe retiró el objeto de el aparato utilizando guantes de carnaza y decidió aplicarle corriente eléctrica para ver si también era capaz de conducirla, no logró obtener respuesta alguna, así que fue por un multímetro y se dio cuenta de que marcaba continuidad y que, por lo tanto, sí conducía electricidad.

Al día siguiente, cuando se levantaba, Felipe escuchó en las noticias como los presentadores decían que era viernes cuando en realidad ayer había sido miércoles, por lo que ese día debía ser jueves. Cuando este fue a ver a su esposa e hijos que se encontraban en una de las habitaciones realizando llamadas, se sorprendieron mucho al verlo y le preguntaron que donde había estado en todo el día de ayer, a lo que respondió diciendo que había estado gran parte del día en el garaje y que a las 11 de la noche se fue a dormir, pero su esposa le  dijo que él nunca había subido a la recámara para dormir y que al día siguiente no apareció por ninguna parte. Felipe estaba muy desconcertado por lo que acaba de oír y entonces decidió volver al garaje para realizarle una prueba al objeto, pero esta vez construyó un circuito eléctrico con un interruptor por el cual pasaría una corriente mucho más pequeña de la que le había aplicado la última vez.

Al aplicar la corriente, se percatá de que la hora en su reloj marcaba las 3 de la tarde, cuando hace unos momentos marcaba las 12 del día. Felipe llegó a la conclusión que, de alguna manera inexplicable, el extraño objeto tenía la posibilidad de avanzar en el tiempo dependiendo que tanta corriente se le aplicara. Luego tomó el objeto y lo colocó en el mismo dispositivo de donde lo había sacado y después volvió a aplicar una corriente, pero esta vez al dispositivo en cuestión.

Mientras Felipe seguía analizando el objeto en cuestión, giró lo que parecía ser una especie de perilla, pero no obtuvo ninguna respuesta ya que el reloj seguía marcando la misma hora. Fue cuando presionó un botón que entonces sucedió lo inesperado, alrededor de Felipe y del dispositivo se creó lo que parecía ser una especie de burbuja que lo reflejaba a él y al dispositivo únicamente, mientras que todo lo demás era de color negro.

Pasaron solo unos momentos y después la burbuja se empezó a desintegrar revelando un paisaje de árboles y montañas muy similares a las que se podían distinguir desde la ciudad donde vivía, el problema surgió cuando Felipe se dio cuenta de que no había edificios, caminos, autos o algún rastro de civilización, por lo que se dio cuenta de que el aparato en cuestión lo había mandado al pasado, o al menos eso parecía.

Una vez que se percató de su situación, comenzó a ponerse muy nervioso y sintió un temor el cual estaba fundamentado en el hecho de que en el pasado no podía conseguir energía eléctrica tan fácilmente y que no podría volver a su época hasta que eso ocurriese.

Para la buena suerte de Felipe, había una tormenta que se acercaba poco a poco, así que se le ocurrió subir a una parte elevada y colocar en ese lugar el dispositivo para que, con suerte, éste fuese golpeado con un rayo eléctrico y de esa manera conseguir la suficiente energía. Tuvo que esperar unas horas a una determinada distancia para no ser afectado por el rayo, pero finalmente el dispositivo fue golpeado por uno y entonces se creó una nueva burbuja alrededor del dispositivo y de Felipe.

Cuando la burbuja se rompió Felipe pudo divisar a lo lejos una ciudad entre las montañas, la cual parecía ser bastante avanzada y con edificios enormes que llegaban hasta las nubes y se perdían. Felipe decidió dirigirse a la ciudad futurista a pie y cuando llegó, la gente lo miraba bastante raro por la ropa que traía puesta y por su estatura considerablemente mayor a la de la gente promedio.

Felipe le pregunto a uno de la una persona en qué año estaban, a lo que la persona le respondió que era el año 2090, a lo que Felipe reacciona más optimista ya que desde su perspectiva, en ese año por lo menos habría científicos con los conocimientos necesarios para ayudarlo a volver.

Felipe se presentó en el edificio de la ciencia y les explicó por todo lo que había estado pasando y que él no sabía exactamente cómo volver a su época, así que los científicos lo ayudaron reprogramando el dispositivo y Felipe pudo volver a su época.

Regreso exactamente 5 segundos después de que el dispositivo lo transportó, después tomó la decisión de deshacerse del dispositivo metiéndolo en una caja y arrojándolo al mismo basurero donde lo encontró.

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