Nómadas en el espacio

Por: Itzy Daniela García Iracheta

Hacía ya mucho tiempo que la joven Sofía viajaba en una gran nave espacial; a decir verdad, ella no era la única, cientos de personas más también lo hacían. Una gran cantidad de seres humanos se aventuraban por el vasto espacio, en busca de nuevos planetas. Todos vivían su día a día de manera normal, dentro de la nave contaban con todo lo necesario para vivir, como servicios de agua, luz, gas y comida, además de poder realizar una gran variedad de actividades recreativas; cada adulto contaba con una tarea o trabajo que debían cumplir y los niños recibían educación, era prácticamente una sociedad completa dentro de una nave.

La nave donde viajaban era enorme, tenía varios kilómetros de largo, varios ventanales gigantes a través de las cuales se podía ver una oscuridad que parecía infinita, todo el interior de la nave parecía muy minimalista, no tenía muchos adornos, ni colores llamativos, por el contrario, las paredes eran en su mayoría blancas y grises, todo el lugar contaba con una gran iluminación. Una vez cumplida cierta edad, los chicos dejaban de vivir con sus familias, y se les asignaba un área en la cual debían estar con los demás jóvenes, debido a esto Sofía no veía a sus papás muy seguido, además de que sus padres eran parte del consejo de la nave, provocando que los viera incluso menos de lo normal.

Sofía se levantaba todas las mañanas temprano, peinaba su cabello rojo y rizado, se vestía con su uniforme,y salía de su camarote, para reunirse con sus amigos Juan y Luisa, una vez juntos se iban a almorzar al gran comedor. Después de eso, los chicos se dirigían a la escuela, en esta tomaban clases o capacitaciones principalmente para que, cuando crecieran, tomarán un puesto en la nave. A Sofía siempre le había interesado saber cómo se movía la nave,por lo tanto, eligió un puesto en el que se encargaría de resolver fallas que esta pudiera tener, y para esto debía conocer de pies a cabeza, como funcionaba. Juan estaba más interesado en ser médico, por lo tanto, estaba aprendiendo sobre medicina; Luisa, por otro lado, quería formar parte del grupo de personas que se especializaban en rastrear los planetas.

Cada mes, la nave se detenía, Sofía había escuchado que esto era para ahorrar combustible, y a su vez, el consejo y el capitán de la nave, evaluaban el rumbo y las opciones de viaje que se tenían, usaban aparatos y programas de computadora para calcular las posiciones actuales de los planetas, ya que, debido a fenómenos astronómicos, estos solían cambiar de posición, lo cual dificultaba en gran medida su búsqueda. Sofia no recordaba la última vez que habían visitado un planeta, solo conocía lo que había aprendido en la escuela y lo que sus padres le habían contado cuando era más pequeña. Lo que sabía era esto: el planeta del cual venían (Cyke)se había destruido hace mucho y las personas mayores que vivían en la nave habían sido de las afortunadas en salir con vida de aquella tragedia, por eso ahora eran viajeros espaciales, que iban de un punto a otro, en busca de planetas.

Un día, sin previo aviso, una alarma sonó por toda la nave, una luz verde iluminó la habitación de Sofía, ella despertó muy sorprendida sin saber que estaba pasando, se vistió rápidamente y salió al pasillo, el cual también estaba iluminado con un verde neón, no era la única desconcertada, sus amigos tampoco sabían que estaba ocurriendo, todos se dirigieron al patio principal en busca de respuestas. En la pantalla gigante del patio, se podía ver una imagen en la que se reflejaba que, a lo lejos, se encontraba un planeta, si bien parecía un simple punto café en un fondo negro, era claro que se trataba de algo más.

Cuando se llenó aquel lugar salió el capitán, se colocó en frente de todos, con una postura erguida y una voz clara, comenzó a explicar la situación. Se dirigirían a aquel planeta, pero necesitarían enviar una pequeña cápsula con un grupo de personas cuya misión sería investigar la situación, y enviar un reporte sobre el planeta, para que evaluaran si viajar ahí era seguro y no existía peligro alguno. Después de este inesperado e intrigante anuncio, se despejó el patio y todos volvieron a sus actividades normales.

Sofía, quien tenía un alma aventurera no dudó en postularse para ir a aquella misión, y más tarde se enteraría que sus amigos también se habían inscrito para participar en el equipo de investigación. Inmediatamente fueron aceptados, ya que cada uno destacaba en su área y habían demostrado contar con una gran disciplina. Antes de partir les compartieron más de la poca información conocida sobre el planeta al que irían y los capacitaron en el uso de armas, en caso de que se encontrarán con seres o criaturas salvajes, que pudieran intentar dañarlos o matarlos.Desde pequeños, en la nave, tomaban clases de acondicionamiento físico, Sofía siempre imaginó que era por salud, pero en estos momentos sentía que le serviría en caso de encontrarse en peligro.

Había llegado el día en que partirían, los tres jóvenes se levantaron temprano como de costumbre, tomaron el equipo que llevarían a la misión y se embarcaron en aquella cápsula en compañía de un par de jóvenes más y algunos adultos que estarían a cargo de guiar al equipo. Aquella nave era más pequeña, pero tenía un espacio suficiente para que todos fueran cómodos, tenía muchos botones y controles por todos lados. Sofía al pensar en la situación se emocionó mucho, pero a su vez, podía sentir un nudo en su pecho, de angustia, al no saber que es lo que le esperaba en aquel planeta lejano.

El viaje comenzaba, una vez cerraron la puerta de la cápsula, comenzaron el protocolo de despegue que habían practicado con anterioridad, Sofía vio cómo, poco a poco, se alejaban de la nave espacial gigante, el único lugar al que había llamado hogar, para dirigirse a un mundo inexplorado. Después de un tiempo que pareció eterno, llegaron a su destino, la nave había tenido un aterrizaje perfecto. Habían llegado a un planeta que parecía muy rocoso, no parecía haber nada especial, a lo lejos vieron una montaña enorme, rodeada de lo que parecía ser algún tipo de vegetación espesa y decidieron acercarse para investigar mejor.Al acercarse más encontraron una pequeña ciudad escondida entre aquellos árboles y arbustos. Las pequeñas edificaciones de piedra se encontraban cubiertas con plantas que Sofía jamás había visto, pero que le daba un aire acogedor a toda la zona.

Lo que realmente la sorprendió fueron los seres que habitaban ahí, eran de piel verde pálido, medían poco menos de dos metros, y tenían ojos color amarillo opaco, vestían túnicas color café de lo que parecía ser algún tipo de tela. Todos estaban temerosos de acercarse, pero decidieron establecer contacto con ellos por el bien de la misión. Al toparse frente a frente con los seres verdes, estos los miraron con desconcierto y miedo, parecía que nunca habían visto a personas como Sofía y su equipo, todos los seres tomaron una posición defensiva, pero el equipo de Sofía bajó sus armas, dándoles a entender que no querían pelear, solo se quedaron ahí parados viéndose unos a otros, expectantes de cualquier movimiento que significara peligro.

Fue en ese momento que uno de los seres verdes que parecía de más edad, ya que la piel de su rostro se veía más arrugada, se acercó a ellos lentamente, y pronunció algunas palabras que ninguno del grupo entendió. Él les dio la espalda y se acercó al pie de la montaña, se arrodilló y dijo algo que ninguno supo que significaba. Inmediatamente, el hombre verde se puso de pie, se dirigió a donde había estado parado previamente y habló.

Todos en el grupo se sorprendieron, el ser había hablado y le habían entendido. “¿Quiénes son y qué hacen aquí?”, les preguntó. Los demás del grupo seguían perplejos, pero Sofía, respondió: “Somos viajeros, queremos conocer sobre ustedes y aprender sobre su cultura y su planeta”. Aquel ser vio en ellos algo bueno, así que le ordenó a su hijo que les diera un lugar para quedarse y algo para comer.

Con el pasó de los días, Sofía y el equipo comenzaron a conversar con los demás aldeanos y conocer sobre la cultura, su pueblo se hacía llamar los ‘muras’ y su planeta ‘Bilia’. Los muras creían que la montaña podía darles dones y deseos, así que la veneraban y respetaban. El equipo de investigación aprendió mucho sobre ellos y todo eso lo informaban a la nave. Todos los jóvenes se hicieron amigos de Erian, quien era el hijo del líder de los muras, en especial Sofía, pasaban largas horas hablando sobre cómo era todo donde cada uno vivía, sobre qué es lo que hacían en un día normal, pero también sobre sus sueños y que querían lograr cuando ambos crecieran.

Después de un tiempo de informar a la nave, el equipo,recibió un mensaje del capitán, avisando de que la nave aterrizaría en aquel planeta en algunos días. El equipo aviso al jefe de los muras que su nave estaba ansiosa por llegar y conocerlos, todos en la aldea de piedra estaban contentos de poder recibir a más personas y poder compartir aún más conocimientos, así que prepararon un banquete y una bienvenida para los que llegarían en un par de días.

Llegado el momento, todos se encontraban esperando ansiosos la llegada de la nave. Cuando pudieron divisar a lo lejos varias naves que se acercaban al lugar, todos se emocionaron, pero Sofia se dio cuenta de que no era solo una nave, lo cual le pareció muy extraño, pero lo dejó pasar. Cuando las naves aterrizaron, todos los muras estaban ahí para recibirlos, las puertas principales de la nave se abrieron y de ahí salieron hileras de gente con armas, quienes empezaron a disparar a diestra y siniestra, a los seres verdes, el equipo de Sofía no comprendía qué pasaba, se quedaron pasmados viendo como caían uno a uno al suelo inertes. Aunque algunos de ellos corrieron les fue imposible escapar, sus armas eran las mejores, además de que los habían tomado por sorpresa.

Cuando Sofía y los demás quisieron hacer algo, ya era demasiado tarde, no quedaba nadie con vida, incluso su amigo, Erian, se encontraba muerto en el suelo. No sabía qué hacer, solo pudo gritar y exigió saber por qué habían hecho aquello, entre llanto y enojo, a lo que el capitán respondió, “¡Lo hacemos para sobrevivir!, nuestra especie debe subsistir, y debemos hacer lo que sea necesario para lograrlo”. Sofía no podía creer lo que pasaba, todos los jóvenes del equipo de investigación tenían la misma expresión en sus caras, pero los adultos que los acompañaban estaban en calma como si desde el principio hubieran sabido lo que iba a ocurrir. Una de las personas que llevaban armas y que estuvo en el frente durante la masacre, le decía al capitán con voz orgullosa, “Esta conquista fue fácil, estos monstruos ni siquiera pusieron resistencia, un planeta más a nuestra lista”.

En ese momento Sofía, se dio cuenta de la verdad detrás de todo, no eran simplemente viajeros que querían encontrar planetas, querían conquistarlos y colonizarlos, hacerse con ellos a como diera lugar y coleccionarlos como si no hubieran sido el hogar de todos esos seres que acababan de asesinar a sangre fría.Todos los asesinos regresaron a la nave, bajaron sus cosas y se empezaron a instalar en el que sería su nuevo hogar, al menos, hasta que decidieran buscar uno nuevo.

Epílogo

Varios jóvenes corrían, escondiéndose, para que nadie pudiera llegar a verlos, eran rápidos y sigilosos, llegaron al hangar, forzaron la puerta y entraron. Tomaron la primera nave que encontraron y subieron su equipaje, preparándose para un viaje que sería largo, tomaron un respiro profundo, encendieron el motor y despegaron. Las alarmas comenzaron a sonar por toda la zona, gritos se oían por todos lados, pero la nave ya se había comenzado a alejar. Sofía, Juan, Luisa y un grupo de jóvenes se habían robado una de las naves y se habían fugado, con la misión personal de encontrar más planetas y evitar que lo que ocurrió en Bilia volviera a suceder.

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