Noche espacial

Por: Sergio Iván Vázquez Rivera

Sergio era una persona que le encantaba su trabajo, le gustaba mucho salir a dar la vuelta al espacio y él podía disfrutar hora, minutos y segundo apreciando las estrellas (como hacían figuritas) y así mismo tu Tierra. En uno de esos recorridos que tuvo, su vista se nubló ante una manota verde de 4 dedos de color gris y unos ojos gigantescos y de un color tan profundo como el vacío de su corazón.

Sergio al ver esa imagen ante sus ojos, exclamo y gritó auxilio, sus compañeros le preguntaron que qué había pasado que lo tenía tan inquieto, pero a Sergio no les comentó nada debido a que como era astronauta sus compañeros se iban a burlar de él porque ni siquiera sabía si lo que vio fue real o fue solo una alucinación por estar tanto tiempo donde habitaba. Con el tiempo, tuvo las agallas para volver a echar un vistazo por encima de la ventana que recubría del espacio exterior, pero no se percató de aquello que lo había dejado inquieto. Sergio siguió con sus actividades diarias dentro de su nave espacial intergaláctica número ID21468 hasta olvidarse de lo que había experimentado hace unos momentos y continuó con lo que más le gustaba, ver el exterior de todo lo que estaba a su alrededor a través de la ventanilla. Mientras analizaba cada cosa que veía se percató nuevamente de ésta figura que lo había atormentado, pero en ésta ocasión tragó saliva y no le dio tanto miedo como aquel entonces sino quería ver mas ya que le había dado tanta pero tanta curiosidad de resolver ese misterio dentro de su corazón.

Vió a lo lejos con tanta atención que percibío la criatura de dedos largos, pero de un cuerpo muy pequeño y ésta vestía un traje muy apretado de un color verdoso que tapaba que pies a cabeza. Tenía una cara muy pálida y sin cobertura, puesto que sus enormes ojos negros resaltaban de aquel cuerpo. En el lomo llevaba consigo un tipo de cadena que lo mantenía al parecer cerca de su nave. Pero a Sergio le llamaba más la atención la gesticulación de sorpresa curiosa que podía distinguir en el rostro del ser y que para sorpresa de todos éste le hizo señas que Sergio no pudo entender. Por otro lado, sin dar mucho ruido, se las ingenió para salir de la nave sin ser descubierto para ver mas de cerca al dicho ser. Al estar aun más cerca del ente, Sergio le saludó de una forma muy rara, un hola tan lento para que pudiera entender el ser por alguna razón.  Y el ser, notando esto, se confundió y le dijo: -¿Qué onda? Soy Hugo Namekusein. Llevo mucho pero mucho tiempo observándote y analizando cada uno de tus movimientos y quería preguntarte que si querías ser mi amigo. Sergio desconfiado le cuestiona, – ¿Cómo es posible que me entiendas y te expreses como un humano con tanta naturalidad?

Hugo le contestaba de una manera muy coloquial: -Pues mira, no eres el primero y el último al que veo y contacto de tan cerca, pero en otro cambio de ideas, ¿Te gustaría ver algo excitante?, me he dado cuenta de que eres muy curioso.  Sergio sorprendido se queda sin palabras, pero asintiéndole que sí, aunque después pasó por su mente que porque afirmado sí no conocía al ser. Hugo lo tomó de la mano y se lo llevó en lo que respecta su hogar una nave espacial, la cual ésta no tenia nada a la nave de Sergio, era muy distinta, casi como si flotara. Ya adentro de la nave Sergio presenció que había demasiada luz y era un espacio muy amplio. De hecho, no había ni existían cables, botones, palancas a simple vista. Hugo le dijo que podía tomar asiento, Sergio hizo caso y en el momento que reposo sobre el asiento su perspectiva ante sus ojos dio un giro de 180°. Surgió una gran pantalla con un inmenso mapa lleno de símbolos e imágenes que el nunca en su tiempo de astronauta había presenciado en todo su recorrido como tal. Segundos después un tipo de brazo mecánico con presencia de circuitos neumáticos lo hizo que mantuviera una posición firme y sellando su cintura para no salir de ahí. No te asustes, le dijo Hugo al ver la reacción de Sergio que se encontraba en estado de shock. Aquí nuestros lineamientos de seguridad son muy parecidos, sino que idénticos a lo que los humanos utilizan, pero descuida, en un abrir y cerrar de ojos estaremos en el cometa 5J67H. – ¡¿Abrir y cerrar de ojos?! – alcanzó a decir Sergio antes de desmayarse y haber notado que había quedado inconsciente. En ese lapso se desactivó lo que sujetaba a Sergio que lo mantenía en una postura firme y Hugo lo llevó hasta a la puerta, pero en el momento que la empujó, quedó sorprendido a la presencia de lo que veía. Era todo tan brillante. Frente a él se podían notar torres de luces que te dejaban ciego metafóricamente y burbujas que flotaban en donde se encontraban distintas especies que lo miraban con atención. Bienvenido a 5J67H, le comentó Namekusein. Es un cometa que nos sirve a nuestras naves para la recarga de energía que éstas llegaran a necesitar y así mismo para otros organismos dentro del universo en el que habitamos. Las cataratas al final del pasillo son grandiosas para aliviar toda la tensión que pudo existir en el transcurso del viaje tan sacudido. -Hugo le preguntó a Sergio, ¿Tienes hambre? -Sergio contestó que sí pero nervioso de saber la respuesta. Hugo lo llevó a por algo de comer, Sergio con miedo vio en el comedor que había Maruchans, y dijo con alegría – No puede ser, es mi platillo favorito. Sergio se fue corriendo por unas cuantas sopas. Después de comer como sino hubiera mañana escuchó decir a Hugo: “ineikudesaiumtaya”.  ¿Qué fue eso? – Exclamó Sergio confundido. Hugo le respondió que significaba una forma de demostrar gratitud. Nosotros los humanos decimos “gracias” – Comentó Sergio. Después de haber pasado un buen rato Hugo le comentó a Sergio que debían regresar lo antes posible para que sus compañeros de su nave no notaran que no se encontraba con ellos. Sergio le comentó a Hugo que por supuesto sabían de eso. Todo se volvió negro cuando de repente llegó transportado al origen de su nave a través de la ventana donde recurrentemente observaba el espacio, sacudido por el viaje y tuvo que acomodarse nuevamente porque su cinturón de seguridad se había liberado. Al hacer esto, notó que en su mano tenía un papel, pero en eso escuchó la voz de su jefe Iván que le decía: – Sergio te la has pasado mucho tiempo perdiendo el tiempo viendo qué encuentras. Necesito que vengas para usar de tus conocimientos en esto. Al responder Sergio con premura que ya iba en camino, notó que en el papel que tenía entre sus manos era una nota que decía el mensaje que Hugo le mostró en forma de gratitud por conocer y cambiar ideas humano-ser.

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