Uróboros

Por: Luis Andrés Morales Castañeda

Vivimos para luchar, y luchamos para vivir. O eso es lo que nos dicen cuando nacemos. No lo cuestionamos, sólo actuamos. Desde que podemos movernos nos entrenan por 17 años a usar armas. No importa cuál sea, pero tenemos que poder usarlas para matarlos a “ellos”. Durante esos años de entrenamiento, no puedo decir que tenga algún amigo o compañero, nadie se relacionaba con nadie, y la verdad no me importa. Este es mi tercer año desde que me mandaron al frente de batalla, he matado a decenas de enemigos, pero sé que esta siguiente batalla será la más importante de mi “vida”. Como siempre, está muy silencioso en el transporte, nadie habla, y sólo puedo ver a mis compañeros al lado de mí, con su uniforme negro y cascos que les cubren toda la cara.

-Prepárense para la batalla- Dijo la comandante -Intenten por lo menos matar a 1 de ellos antes de caer, no queremos estar perdiendo en números-.

Al escuchar eso, se abrió la compuerta del transporte y salimos. Al bajar, todos manifestaron sus armas. Nunca le prestó atención, pero siempre he pensado que es muy interesante que al sólo pensar en qué arma queremos, podemos manifestar. Unos espadas o lanzas de energía, otros pistolas y arcos láser mientras que otros preferían escudos. Había una gran variedad de armas. Yo no manifesté ningún arma, no todavía. Lo que hice fue ir corriendo a un cerro en el horizonte, donde aún se podía ver la batalla. Mientras avanzaba, podía ver a mis compañeros luchar contra la fuerza enemiga. Eran muy similares a nosotros, en su uniforme, casco y armas. La única diferencia era que su color era el blanco. Se escuchaba el sonido de la batalla, de choque de espadas, gritos y disparos. Nada a lo que no estuviera acostumbrado.  Al llegar al cerro, logré ver una gran cantidad de cuerpos, tanto con uniforme negro como blanco. Parecía que estaba solo, pero sabía que ese no era el caso.

Me atacaron por la espalda, pero pude reaccionar a tiempo esquivándolo. Es uno de los soldados blancos, estaba equipado con 2 dagas de energía y en posición de pelea. Manifesté mi espada de energía y me preparé con mi posición de batalla. Sin decir alguna palabra, ambos avanzamos para atacar. Él es muy rápido, sus reflejos no me dejan atinarle. Cada vez que lo trato de atacar con mi espada, él lo esquiva y hace distancia para contraatacar. Afortunadamente, aunque no tengo su velocidad, aún tengo buenos reflejos y logré bloquear todos sus ataques con mi espada. Parece que estuviéramos en un baile mortal, ambos en sincronía uno con el otro, en el cual un paso en falso significa la muerte.

“Heh, no es que la muerte me importé…”, pensé mientras me preparaba para atacar una vez más. – ¡Aquí voy!”- Grité mientras corría hacia él y él hacía lo mismo sin decir ninguna palabra.

Cerré mis ojos mientras movía mi espada y sentí como golpeaba algo. Al abrirlos, lo pude ver, el casco del soldado blanco enfrente de mí. Ambos parados uno enfrente del otro, yo aun agarrando mi espada. Miré hacia abajo lentamente y vi que le había dado con mi espada en un costado, era una herida fatal.

-Hahahaha, creo que te he ganado…- Dije antes de escupir sangre.

-Checa de nuevo-. Me respondió el otro soldado con una voz femenina.  

Mire más abajo, y note que ella me había encajado sus dagas. Ambos caímos en nuestras espaldas y desaparecieron nuestras armas. Puedo sentir como mi vida está desapareciendo y con mi último suspiro, cerré mis ojos y todo se volvió negro.

Al abrir mis ojos, estaba de nuevo en el cuartel general. Me siento diferente a como cuando luchaba contra ese soldado en la colina. Vi el calendario y me di cuenta de que estoy a 1 mes antes del día que tuve esa batalla. “Conque es una chica… No importa, esta vez sí la podré derrotar sin morir”, pensé. “Tengo un mes para entrenar, tal vez incluso cambie de arma para conseguir la ventaja”, pensé mientras salía a entrenar.

Mientras entrenaba, pensé en esta situación. ¿Cuántas veces he luchado contra ese soldado? ¿Por qué siempre que luchamos, terminamos muriendo los dos? ¿Por qué estoy atrapado en ese ciclo? ¿Ella también estará consciente de este ciclo? Esas son preguntas que vagan por mi cabeza durante este mes de entrenamiento que tengo para antes de ese día. De esa forma, pasaron los días y la batalla llegó de nuevo. En la batalla fui corriendo a la colina donde tendría mi duelo a muerte. Después de esperarla como la vez pasada, manifesté mi espada, y la clavé en el suelo. Después me senté a esperarla.

-Antes de que empecemos esto, déjame preguntarte algo. – Dije mientras la veía detrás de mí con sus dagas manifestadas. – Esta no es la primera vez que peleas contra mi ¿Verdad?

-No. – Respondió la misma voz femenina -Te he matado 17 veces, con esta serán 18 y será la última. – Dijo en un tono serio, como sí intentara detener la conversación y empezar con la pelea.

-Creo que tienes mal tus cálculos, yo te he matado 18 veces- Respondí de una forma burlona mientras me paraba. – De hecho, me sorprende que nos haya tomado 18 enfrentamientos para intercambiar palabras. De hecho, podría saber tu nombre…- Antes de acabar mi oración, ella empezó a atacarme.

No saqué mi espada, sólo me enfoque en esquivar sus ataques. Sus ataques tienen un patrón rítmico, como si estuviera tocando un instrumento con sus ataques, eso debe ser lo que la hace tan ágil. “1, 2, 1, 2, 3, 1, 2, 1, 2, 3…”-Pensaba, tratando de descubrir su patrón y hacer mi contraataque. “Lo veo”- Pensé, porque ya vi mi oportunidad de ataque.  Cada vez que hace un cuarto ataque, se va para atrás para hacer distancia y volver a empezar su ráfaga de ataques. “1, 2, 1, 2, 3…”-Es el momento, manifesté una lanza y lanza una estocada al frente de su ataque, es imposible que haya previsto esta distancia extra. Mi ataque le dio, un ataque mortal. Pero en el momento que la atrapé, noté que no tenía una de sus dagas en la mano. La había lanzado y me dio en el cuello. De nuevo nos matamos al mismo tiempo. No podía ver su rostro, pero podía notar que estaba irritada por la situación. Antes de cerrar los ojos, deje salir un sonido de risa, aunque fue complicado debido a la daga en mi cuello.

Al abrir mis ojos, estaba de nuevo en el cuartel general. -Hora de prepararse para el round 20-. Me dije de forma optimista. Volvió a llegar el día, y como siempre, fui directo a la colina, a esperar a mi contrincante. A mi sorpresa, cuando llegué a la colina, ya estaba ella ahí, viéndome directamente.

-Antes de empezar nuestra batalla número 19…- Dijo ella antes de que la interrumpiera. – 20, es nuestra batalla 20, pero continúa. – Le dije.

-Antes de empezar nuestra batalla. – Dijo ahora de forma irritada. – Quiero hablar contigo.

-Ah, ahora sí quieres hablar. ¿No más atacarme mientras estoy de espaldas o hablando contigo? – Le respondí, burlándome de ella.

-Sólo siéntate lejos de mí. – Dijo, con un tono definitivamente enojada. – No quiero otro de tus trucos como el de la lanza de la vez pasada. –

Me senté enfrente de ella, a una distancia en la cual no nos podríamos atacar. Nos estuvimos viendo en un silencio incómodo por 5 minutos. Sin escuchar ninguna palabra de ella, y sintiendo su agresividad, me quité mi casco revelando mi rostro y cabello blanco.

-Huh- Dijo ella. – Con que ustedes, se parecen a nosotros. – Al decir esto, también se quitó el casco, revelando su rostro y un cabello negro. Se veía joven, posiblemente mi edad, pero podía notar en sus ojos que ha sobrevivido a decenas de batallas y la han dejado marcada.

-Te ves joven. – Dijo ella. -Podría decir lo mismo de ti- Le respondí.

-Pero tu habilidad y tu apariencia son una paradoja. Puedo ver que has estado en decenas de batallas, pero aún tienes esa “Chispa” en tus ojos. – Dijo de forma analítica. -No me gusta como se ve-.

-Es muy simple. – Respondí sarcásticamente. -Simplemente tienes que mentirte a ti mismo que todo está bien, y llega un punto en el cual se te olvida que es una mentira-

-De verdad no me agradas-. Me dijo con una voz que parecía que estaba a punto de matarme.  -Tú sí me agradas, eres fácil de engañar-, al decirle eso manifesté una pistola de plasma y le apunté. Al hacerlo, me di cuenta de que ella había hecho lo mismo. Estábamos ambos sentados sin el casco y apuntándonos. Aun así, logré notar que, al darse cuenta de lo ridículo de la situación, ella soltó una sonrisa y casi se ríe. 

-Zeke- Le dije con una sonrisa.

-Brynhild- Me respondió antes de que ambos tiráramos el gatillo al mismo tiempo y nos diéramos en la cabeza.

Al abrir mis ojos, estaba de nuevo en el cuartel general. “Con que ese es su nombre”- pensé –“Ahora, ¿cuál será mi estrategia esta vez?”. De esa forma, llegó el día de nuevo. Antes de llegar a la colina, me quite el casco. Pensé que ya no era necesario, ya que me había visto la cara. Al llegar, tuve que volver a esperar como 5 minutos. Cuando llegó, ella igual ya no traía su casco.

-Entonces de verdad siempre es la misma pelea, huh. – Dije ligeramente decepcionado.

– ¿Qué esperabas, que fuera un soldado diferente cada vez? Ya habías escuchado mi voz. – Respondió irritada, como siempre.

-Pensaba que tal vez estaba la posibilidad que eran diferentes personas o cuerpos, pero al ver tu cara de nuevo, ya sea con seguridad que siempre hemos sido nosotros. – Respondí. 

– ¿Te crees gracioso? -. Me dijo mientras se preparaba para atacar. Yo igual hice lo mismo.

Ella manifestó de nuevo sus dagas, mientras que yo manifesté un escudo con espada. La verdad no tenía la intención de ganar esta vez, sólo quería sacar el mayor número de información posible. Empezó el intercambio de ataques, o más bien, ella empezó a atacar. Yo nada más estoy defendiendo con mi escudo. Es más rápida que antes, pero su patrón de ataque no ha cambiado, por eso aún se me es fácil mantenerse al paso de su velocidad. 

-Se nota que no has entrenado, ¿Qué haces con ese tiempo que tenemos entre peleas? -. Le dije tratando de desviar su atención, pero me ignoró completamente. -Conque hoy no quieres platicar, sólo pelear. Entiendo. – Seguí hablando.  Sus ataques no cesaban, aunque no tenía la iniciativa, estábamos en un empate. Su flujo de ataque no me impedía reaccionar, pero mi defensa no le permitía acertar un golpe crítico.

-Ufff, casi me das con ese. Sigue intentando. – Le dije, se notaba que ya se estaba cansando. Llevaba atacándome como por 10 minutos. – ¿No quieres un descanso, Bryn? – Al decirle eso, pude ver como se encendía una llama de odio en sus ojos.

– ¿Cómo me llamaste? – Me dijo con una voz de ira. Continuó atacando, con más fuerza, pero menos precisión. Se notaba que se había enojado.

En su enojo, aproveché y vi una oportunidad. Durante uno de sus ataques, solté mi escudo y espada y le agarré las muñecas de los brazos, evitando que me diera. Trate de tirarla al suelo para retenerla y derrotarla, pero ella era más fuerte de lo que parecía. Estando en ese forcejeo, escuchamos un ruido que provenía de arriba. Parecía un disparo láser de cañón perdido de la pelea cercana. Se dirigió directo a nosotros, pero ninguno de los dos retrocedía. Lo último que vi fue su cara, molesta como siempre. Así que sonreí sarcásticamente para molestarla más.

 Al abrir mis ojos, estaba de nuevo en el cuartel general. No puede evitar reírme por lo que pasó. Los demás en el cuartel me vieron como loco, pero me dio igual. La verdad, esta situación me ha estado divirtiendo más de lo que debería.  Al llegar de nuevo a la colina, estaba ella esperándome.

-No quiero hablar sobre lo que pasó la vez pasada. – Me dijo con un tono de vergüenza e ira.

-Pero fue gracioso. – Respondí. -Sólo saltemos a la pelea. – Me dijo mientras trataba de atacar de nuevo…

Abrí los ojos una vez más en el cuartel general. ¿Cuántas veces han sido? ¿Cuántas veces he muerto y la he matado? Creo que ya van más de 50, pero deje de contar después de 30. Cada vez que lo hacemos, siento que logro conocer más a Brynhild, o más bien, ella se abre más. Pero eso no importa, ella es el enemigo que tengo que derrotar, porque eso me dijo mi nación. Pero ¿De verdad es eso lo que quiero? ¿Matarla porque me dijeron que lo hiciera? Siento que por nuestras batallas la conozco mejor a ella que a todos mis compañeros juntos.

-Ya sé que hacer. – Pensé mientras esperaba el día de la batalla.

Estaba en esa colina, donde no he muerto decenas de veces. Me quite el casco y simplemente mire el cielo, pensando en lo que haría hoy. Mientras contemplaba el cielo, podía escuchar que se acercaba.

– ¿Qué haces? – Me preguntó. -No lo sé, contemplando todo desde aquí. – Dije mientras me sentaba- – ¿Quieres sentarte? Podemos empezar la pelea después. – Sin responder algo más, ella se quitó el casco y se sentó al lado de mí. Hubo un silencio incómodo por un tiempo, mientras miramos una batalla en gran escala el horizonte, la cual “escapamos”.

– ¿Sabes por qué están peleando? – Le pregunté. -No tengo idea, me dijeron que tenía que pelear contra los tuyos simplemente porque sí. – Me respondió.

– ¿Entonces nos hemos estado matando, y no sabemos el motivo? – Pregunté. – Creo que sí. – respondió.

– ¿Oye, qué te parece sí dejamos de luchar por nuestras “naciones”? – Me dijo. -Después de haber muerto decenas de veces por ellos, siento que ya es el momento que viva por mí misma. –

No supe qué responder, nunca he pensado en vivir más allá de lo que me ordenan.  Pero al mismo tiempo, este ciclo de morir y matar por ellos no ha cambiado nada. Tal vez…

-Está bien, viviremos por nosotros. – Le dije mientras me paraba y le extendía mi mano. Parecía que sonrió por un momento.

-De acuerdo. Hagamos esto por nosotros, Zeke. – Me dijo mientras tomaba mi mano y se levantaba.

-Haha, creo que esa es la primera vez que dices mi nombre. – Le dije aún sin soltar su mano. Ella se empezó a reír, e igualmente me reí.

Al dejar de reír, nos miramos a los ojos. Sabía que esta era la primera conexión humana que tenía. Un “tesoro” por el cual valía la pena luchar y morir. Sabía que ella sentía lo mismo. Lentamente nos acercamos el uno con el otro para darnos un abrazo. Podía sentir por primera vez calor humano, no el frío que da un cadáver, sino, la calidez de una vida.

-Por nosotros. – Me susurro en el oído. Al escuchar eso, sentí un frío en mi espalda. Nos separamos del abrazo, y me di cuenta de que ella me había encajado una de sus dagas en la espalda.  Al darme cuenta de eso, sonreí, porque yo también le había encajado una daga en la espalda. Vi como ella sonrió de regreso, era una sonrisa pura de alegría, la primera que le he visto. Esto era por lo que luchábamos, no porque nos dijeron, sino por nosotros. Tanto ella como yo lo entendimos en ese momento. Trataba de mantener mi sonrisa mientras mi vida se iba, notaba que ella hacía lo mismo.

-Qué hermoso momento antes de morir. – Pensé mientras cerraba los ojos y entraba a un vacío oscuro…  Abrí mis ojos, listo para prepararme para la siguiente pelea…

Deja un comentario