Supervivencia en tierras remotas

Por: Jeremy Yael Arellano Román

Un gran río que corre con agua cristalina, una selva habitada por innumerables criaturas, un volcán rebosante en lava. Son los paisajes que los habitantes de una pequeña isla pueden apreciar.

En un mundo en el cual las guerras estallaron reduciendo la población mundial a cenizas, una pequeña isla prospera gracias a las grandes reliquias creadas por un inventor desconocido.

Estas reliquias son grandes criaturas que hicieron posible la supervivencia de las personas debido a su relación muy particular con el entorno, los guardianes de la isla: mechalosaurios. Sus grandes motores, que se cree que funcionan mediante el vapor, los han hecho seguir en funcionamiento incluso después de la devastación ocasionada por la humanidad en otras partes del mundo.

“Plesios” fue el primero en recibir a aquellas embarcaciones que lograron llegar a la isla. Se le describe como una gran criatura metálica con un cuello alargado que a primera vista parece ser hostil, pero entre los guardianes es el mas amable de todos. Su función es proteger la isla de amenazas acuáticas y controlar las medidas de seguridad que protegen la isla de inundaciones y tsunamis.

Con su ayuda, el establecimiento de los primeros asentamientos no fue un gran problema para los humanos, pero había algo más, fuertes ruidos en el interior de la selva llevaban preocupándolos desde su llegada, ¿realmente el sitio era seguro para ellos? Fue hasta que decidieron investigar mas a fondo que conocieron al segundo guardián.

“Ceratops” una bestia metálica con cuernos de gran tamaño y cuchillas a sus costados que utilizaba para triturar pedruscos que fueron lanzados por una erupción volcánica que había ocurrido no hace mucho, era el encargado de eliminar los peligros terrestres y cuidar del balance en la zona.

Su actitud amenazante hizo dudar a muchos de los supervivientes sobre su verdadero propósito, se sentían desprotegidos en el caso de que fueran atacados por una criatura de su magnitud.

Esto no podía importarle menos al guardián y aconsejó a los humanos a aprender a coexistir, después de todo, sin los guardianes la isla se vería alcanzada por las catástrofes del exterior y en consecuencia la humanidad también encontraría su fin.

Pasaron años en los cuales poco a poco la humanidad empezó a mejorar sus herramientas, los recursos parecían inagotables en la isla y sumado a esto habían conseguido un gran aliado para producir su alimento, se trataba de “Teran” el guardián de los cielos y el encargado de regular el clima en la isla, les proporcionó a los humanos las condiciones ideales para que prosperara la agricultura.

Con el pasar del tiempo la humanidad mejoró su relación con los guardianes y gracias a esto, más y más de ellos se hicieron presentes llegando a un punto en el cual la convivencia entre ambos era habitual, los humanos empezaron a ayudar a los guardianes en su tarea de proteger la isla y juntos dieron paso a una nueva etapa de coexistencia.

Aquella pequeña isla fue el punto de partida para el resurgimiento de la raza humana y que poco a poco, con ayuda de sus nuevos aliados, buscarían revertir los errores que causaron sus predecesores en el mundo.

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