Y me pregunto, ¿qué hubiera pasado?

Por: Jesús Gael Gámez Iturbide

Era una noche de un martes del 2120, muy tranquila la ciudad, donde Nico se dirigía a un bar que a él le gustaba por el hecho de ser tranquilo, poca gente, música variada, pero en bajo volumen. Fue en el mismo lugar donde se encontraba Yaneth, los dos estresados, después de una larga jornada de trabajo, decidieron culminar su día con unos tragos.

Hablándole al mesero al mismo tiempo fue como coincidieron sus miradas, como los dos iban solos, Nico se animó a hablarle a Yaneth, ella un poco sonrojada, pero con ganas de seguir la plática, decide acercarse a donde él. Charlaron durante horas y no fue por el encargado del bar que volvieron a encontrar la noción del tiempo, avisándoles que estaban por cerrar.

Fue en aquella simultaneidad de hablarle al mesero donde empezó una linda relación, salían por cualquier excusa, no podían aguantar a verse, comían juntos todos los días, nunca se cansaban de estar juntos y, algo muy difícil, nunca perdieron el sentido del amor. A Nico le encantaba la risa de Yaneth y tenía un sentido del humor muy peculiar para hacerla reír en cualquier situación.

Yaneth tenía el poder de calmar a Nico cuando las cosas no iban tan bien, en su trabajo, en su familia, entre otras cosas. Estaban tan enamorados que, a los pocos meses de estar saliendo, decidieron irse a vivir juntos, y vivieron grandiosas experiencias. Aunque, como en toda relación, había diferencias entre ellos, siempre lograban llegar a un acuerdo para seguir floreciendo su loca historia de amor.

Entonces se despertó, enojado y triste, con una impotencia de volver a sentir esa sensación inexplicable de tener un sueño, y sentir que había sido cierto aun cuando ya estaba despierto, haber soñado un recuerdo de su relación le era frustrante por extrañar tanto a Yaneth. Eran tan reales que incluso podía sentir el olor de su cabello.

Nico vagaba por la vida triste y sin sentido, aunque seguía siendo alguien alegre, al estar solo no tenía sentido ser él si no estaba Yaneth a su lado. Ya no le llamaba la atención estar con alguien más, por miedo a volver a salir lastimado, y por el fuerte sentimiento que le tenía a Yaneth. A pesar de que no murió de amor, los recuerdos congelados de aquella relación perfecta, le atacaban a sus sentimientos y a él cada que dormía.

Aunque hubiese matado por volver a estar con ella, las fotos de las redes sociales de Yaneth no ayudaban a Nico a armarse de valor para mandarle un mensaje. Cada foto superaba a la anterior en lo feliz que se mostraba en la vida que había construido sin Nico, le era reconfortante verla bien, aunque no fuera como él hubiese querido.

Para aparentar que él también estaba teniendo una vida extraordinaria, subía fotos a las redes sociales, donde se le veía muy apuesto, aunque eso solo fuera la apariencia, ya que por dentro seguía igual de roto desde el día que Yaneth se fue. A pesar de ello, Nico no le guardaba rencor pues pensaba que se había ido sabiamente.

No obstante, Nico estaba dispuesto a esperar alguna señal de Yaneth, no le importaba cuantos años pasaran, cuantos hijos tuviera, con quien se casase, ni como se viera, él la estaría esperando para pedirle otra oportunidad para volver a ser felices, aunque fuera solo en sus ahora pesadillas.

Tanto estar soñando con recuerdos, tenía alucinaciones cuando se despertaba en la madrugada, donde veía a Yaneth burlándose de Nico, gritándole que ya no lo quería y que estaba de maravilla sin él. Nico, solo desconcertado, olvidaba lo que veía y volvía a dormir para vivir en el recuerdo.

Pasaron así más de 40 años y nunca volvieron a estar juntos, Nico comenzaba a creer que era tiempo de empezar a conocer a más gente para poder realizar una familia y llegar a ser feliz después de tanto tiempo, pero por más que trataba, no lograba ser como era con Yaneth, siempre que estaba platicando con una mujer, veía la cara de ella en esa persona y se deprimía.

Las redes sociales de Yaneth cada vez eran más tristes y llenas de reflexiones de vida, pero a Nico al verlas solo seguía deslizando hacía abajo, ya que se había acostumbrado a vivir con el dolor del vacío en el pecho que dejó. Fue entonces cuando su corazón ya no aguantó más y falleció, según los diagnósticos falleció un martes por miocardiopatía de Takotsubo.

Nico no se trató esta enfermedad como debió, y el estrés y su situación emocional lo llevó a que su corazón fuera apagándose poco a poco. La poca familia que tenía en su entorno, le organizó un funeral para despedirlo, y que pudiera descansar en paz y dormir sin pesadillas después de tanto tiempo que incluso sería extraño no tenerlas.

En una nublada mañana, una anciana había ido a visitar a un familiar difunto, y cuando se estaba marchando, fue por coincidencia que un ramo de rosas de la tumba de Nico se cayó. La anciana por buena fe, decidió volver a colocarlo para que no se volviese a desacomodar, fue ahí cuando leyó el nombre de la lápida.

Impactada, muy lentamente se quitó su velo negro y sus lentes de sol, era Yaneth, quien al instante rompió en llanto al ver fallecida a la persona que significó mucho en su vida. Como epitafio pusieron que aquí yacía alguien que amó con locura a una mujer que perdió y esperó hasta el último suspiro. Pero Nico nunca sabrá lo que ella sentía, pues durante años, ella también estuvo esperándolo, pero fue por las fotos de redes sociales donde lo veía feliz, que nunca se atrevió a acercarse por miedo a acabar con su vida estable. Por lo que Nico hubiese matado contento, al fin y al cabo, eso era lo que Yaneth deseaba también.

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