Corrompida

Por: Fernando David Tovar Mayorga

En un pequeño pueblo rodeado de bosques frondosos y con un clima frio la mayor parte del año, vivía una joven llamada Emma. Una chica, con sueños y aspiraciones como cualquier otra persona de su edad, muy inteligente y sobresaliente en las artes, aunque socialmente era muy diferente, su vida social no era para nada exitosa en comparación con las demás áreas de su vida, siempre fue una chica callada e insegura de sí misma, sentía que no encajaba con sus demás compañeros, y en realidad solo contaba con su mejor amiga Ana, de la cual ha sido amiga desde que tiene memoria y han sido inseparables apoyándose la una a la otra, pero todo esto cambiaria una noche…

Un día, saliendo de su preparatoria se decidió por irse caminando de la escuela a su casa en lugar de irse en autobús lo que normalmente hacía, este es un trayecto algo largo, pero le serviría para despejarse y pensar libremente, sobre todo para dar con ideas de cómo conseguir dinero para ingresar a su universidad soñada de artes, la cual además de ser al otro lado del país, no era para nada económica. En el camino debía atravesar un pequeño bosque, el cual es uno de tantos de los cuales está rodeado el pueblo. Mientras caminaba por éste, pisó un extraño material viscoso que brillaba con intensidad en la oscuridad, llamó mucha su atención, por lo cual lo intentó observar de cerca y con una rama de árbol seca empezó a tocarlo, no parecía de este mundo e inclusive era reactivo, por lo que si lo tocaba con fuerza este se movía más, sin tomar en cuenta las consecuencias decidió por tocarlo con la mano, rápidamente el fluido se empezó a adherir a ella y desde su mano empezó a subir por su cuerpo, estaba desesperada gritando, pero esto no resolvió nada, el extraño fluido llego hasta la boca de Emma, que por más que quisiera mantenerla cerrada cedió y entro hasta la última gota de su cuerpo, con todo el miedo que sentía decidió por regresar corriendo al pueblo e inmediatamente llegar a un hospital. A lo lejos alcanzaba a ver las luces de la ciudad, pero todo intento de pedir ayuda se esfumó cuando de repente perdió el conocimiento.

Al día siguiente despertó en su cama sin saber cómo había llegado ahí, Emma descubrió que algo había cambiado dentro de ella. Se sentía diferente, pero no en el mal sentido, si no que percibía muchas cosas a su alrededor que antes no percibía, además se notaba más atlética y comprobó que tenía mas fuerza de lo normal al querer abrir la puerta de su cuarto y romper la manija. En ella entró un miedo, pero también se llenó de curiosidad de que más podría hacer y si todo esto es debido a lo que pasó la noche anterior, para conocer qué otras cosas cambiaron en ella, comenzó a experimentar en el bosque con ellos, se dio cuenta que poseía la habilidad de volar, controlar cosas con la mente y entrar en los pensamientos de las personas, al principio intentó hacer cosas buenas, ayudar a las personas, animales, etc. Hasta que llegaron las preocupaciones del mundo real, como lo eran el conseguir su dinero para la universidad y para su papá enfermo, el cual tuvo que dejar de trabajar por lo cual estaban cortos de dinero.

Con la única que se sentía capaz de hablar de todo esto era con Ana, siempre sabía que decir y podía consolarla, además notaba cuando algo no estaba bien.

—Emma, ¿qué pasa? Te noto preocupada —le preguntó Ana, su mejor amiga, mientras caminaban juntas por el pueblo.

—Es solo que… estoy tratando de encontrar una manera de conseguir dinero para la universidad y para ayudar a mi papá. Las cosas no están yendo tan bien como esperaba —respondió Emma con una voz temblorosa.

—Lo sé, pero buscaremos una forma de salir de esto juntas. Siempre ha sido asi—dijo Ana con una sonrisa tratando de reconfortar a Emma.

Emma simplemente asintió, sin embargo, a medida que pasaban los días y las preocupaciones aumentaban, Emma comenzó a sentirse cada vez más desesperadas.


Finalmente, al no hallar soluciones y sumida en una desesperación alimentada por años de sentirse insignificante y parte de la multitud, Emma recurrió a sus habilidades para cometer actos ilegales en busca de dinero. Convencida de que el fin justificaba los medios, se impuso un límite: no lastimar a nadie. Sin embargo, sus acciones se tornaron cada vez más violentas, especialmente cuando las autoridades o cualquier persona se interponía en su camino hacia el dinero necesario.

En un fatídico día, decidió asaltar un banco, pero las cosas salieron mal cuando este se cerró con ella adentro y las autoridades fueron alertadas. Enfurecida, Emma comenzó a lastimar a la gente para lograr escapar. En medio del caos, lanzó a una chica, cuyo grito de terror la hizo reconocerla: era Ana. Al ver el rostro de su amiga, Emma se sintió obligada a disculparse, pero la desesperación la llevó a huir con el dinero robado, ignorando las súplicas de Ana.

—Emma, por favor, detente. Esto no eres tú. Sé que estás pasando por un momento difícil, pero esto no está bien —le rogó Ana, con lágrimas en los ojos.

A pesar de esto Emma huyó con el dinero que había robado e hizo caso omiso a las palabras su amiga. Se sentía consumida por la rabia e impotencia de resolver por completo sus problemas aun con las facilidades que sus poderes le daban.

Las noticias se difunden rápido en el pueblo y se descubrió rápidamente la identidad de Emma, por lo que intentó llegar a evitar que su padre se enterara de todo lo que había hecho, sin embargo llegó tarde, se miraron fijos el uno al otro, con una cara de decepción de parte de su papá, Emma no sabia qué decir pero quería saber qué pensaba, por lo que decidió leer su mente aun así no fuera ético y no le gustó para nada el resultado, descubrió que su padre estaba decepcionada de ella, y aun peor tenía miedo que le hiciera daño. Emma trató de explicarle que todo lo que hizo fue por él, pero nada de lo que dijera podía cambiar la forma que la veía su padre.

Por lo que, con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de dolor, Emma se elevó hacia el cielo, dejando atrás todo lo que una vez fue su vida. Decidió volar fuera de la órbita del planeta, buscando la oscuridad absoluta del espacio exterior, así fue como en su último momento, encontró paz al fin, sabiendo que nunca más causaría dolor a aquellos que amaba.

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